Cultivo de las Setas
Hacia finales de los años 70, el cultivo del champiñón era ya un sector consolidado en La Rioja, sobre todo tras la construcción de las primeras plantas de compost. Muchos fueron los que se unieron entonces a los pioneros en la producción de aquel extraño hongo. El aumento de las bodegas supuso el descenso de los precios y, en busca de una solución al problema, algunos champiñoneros optaron por otras vías alternativas. Fue este contexto el que propició el cultivo de setas en La Rioja, concretamente el de la seta de ostra (Pleurotus ostreatus).
Por aquel entonces, Ricardo Morte cultivó en Pradejón las primeras setas de la región, trayendo las semillas desde Francia, fabricando el sustrato en una hormigonera y cultivando la mezcla en pequeños barriles. Casi al mismo tiempo, la empresa pradejonera Conservas Víter elaboró el primer sustrato profesional para este nuevo cultivo. Sin embargo, los resultados de ambos experimentos no fueron demasiado satisfactorios.
En 1984, los hermanos Filo y Javier Caro recibieron en sus champiñoneras la visita sorpresa de un argentino llamado Jorge Giri, el cual les aseguró que había cultivado setas de ostra en su país y que estaba dispuesto a enseñar a la pareja. Los hermanos Caro le cedieron una bodega de champiñón y, en poco tiempo, se vieron obligados a ampliar la producción. Habían nacido los primeros seteros profesionales de La Rioja, a los cuales seguirían los pasos otros champiñoneros emprendedores.
Dos años después de aquellos primeros resultados, otras localidades vecinas iniciaron también el cultivo de la nueva seta. Los años fueron pasando y el período adaptativo vino a culminar en 1998, momento en el que los seteros de Calahorra, Autol, Rincón de Soto y Pradejón fundaron en esta última localidad Agruset, primera planta de compost de setas que existe en La Rioja.
Su construcción supuso un paso revolucionario para el cultivo de setas en la región, haciendo posible la apuesta en firme por el cultivo de una nueva variedad exótica de origen oriental: el shiitake (Lentinula edodes). A partir de este momento, el camino a seguir por los seteros riojanos siempre ha sido la implantación de nuevas variedades exóticas. En 2009, el Gobierno de La Rioja apoyó económicamente la construcción en el CTICh de una planta piloto donde elaborar sustrato esterilizado para el cultivo de nuevas variedades, como son nameko (Pholiota nameko), enoki (Flammulina velutipes) o maitake (Grifola frondosa). Y en 2012, se contruyó en Agruset la primera y única planta europea de tipo coreano para la elaboración de sustrato destinado al cultivo de setas de cardo (Pleurotus eryngii) y de otras variedades exóticas que irán implantándose en los próximos años.
En la actualidad, La Rioja cultiva 5.000 toneladas de setas de ostra al año, lo que supone el 10% de la producción riojana de hongos. Dentro de estos datos, el cultivo de shiitake apenas alcanza el 0,5% de la producción total. El resto de variedades está en su mayoría en fase experimental y sólo en algunos casos son comercializadas en pequeñas cantidades, como sucede con la seta de cardo y la seta de chopo. Se calcula que, de los 198 cultivos que existen en La Rioja, 21 se dedican por completo al cultivo de setas y 7 poseen cultivos mixtos de setas y champiñón. Esto supone que sólo el 14% de los cultivadores son seteros.